EL ANGEL DE LOS POBRES

Jesús Malverde
Por Luis Omar Montoya Arias / Agosto del 2009

Jesús Malverde es un personaje satanizado por los medios de comunicación, quienes en su afán por vender lo han bautizado como santo de los narcotraficantes o gomeros. Aseveración que por supuesto es falsa. No es raro si consideramos que el Estado, empresarios, religiones y diversos medios de comunicación sin responsabilidad ni compromiso con la verdad, fomentan y promueven la desinformación entre la población con la finalidad de seguir manteniendo el control absoluto de las situaciones, obteniendo jugosos beneficios económicos. En el pasado, el valor de la información estaba más asociado a la búsqueda de la verdad, pero ahora tal parece que se mide por el interés (morbo) que puede despertar. Esta claro que la información es una mercancía cuya venta y distribución reporta altos beneficios a pequeños cotos de poder, que no representan los intereses de la mayoría.

Vivimos en una época donde se abona, donde se recurre a la defensa y justificación de la globalización, que no es más que el debilitamiento de los Estados Nacionales, que permite a las grandes empresas multinacionales instalarse en todo el mundo y ejercer el verdadero y real poder en zonas del planeta donde hasta hace años no tenían entrada. Por supuesto que Jesús Malverde no queda ajeno a este proceso; es una mercancía rentable que como ya señalábamos, reporta ganancias sustanciales a sus comercializadores.

Actualmente se habla de Jesús Malverde como santo de los narcotraficantes (gomeros) y la mayoría de los estudios que se realizan fuera de Sinaloa, invariablemente van encaminados en este sentido. El culto a Malverde empezó en el lejano 1909, como ánima –nunca ha sido considerado santo por sus creyentes- de las cosas y causas pérdidas, no como patrono de los gomeros. La relación que Jesús guarda con los capos de la droga se explica en un momento histórico coyuntural conocido como Operación Cóndor (1975), caracterizado por la represión, persecución y muerte. Fueron años difíciles para los gomeros, había que encomendarse a todos los santos, ánimas y vírgenes existentes, porque en todo momento su vida peligraba. Para estos años los pobladores de Culiacán habían dado cuenta de cientos de milagros malverdianos y es lógico pensar que su efectividad influyó en la conversión religiosa de miles de gomeros.

Dicho suceso que se enmarca en la historia de Culiacán, trajo también la incursión de Malverde en la escritura del corrido, presentándose en las composiciones como ánima benefactora de los pobres y como guardián de los inmiscuidos en el negocio prohibido. Figuran como trovadores del bandido generoso Los Cadetes Internacionales, Sergio Vega, Los Jilgueros de Malverde, La Banda Nuevo Culiacán y Chalino Sánchez, quien compuso uno de los corridos más difundidos:


No robo porque me guste

me duele ver inocentes

que de hambre están muriendo.


El verdadero secuestro del ángel de los pobres viene de los medios de comunicación, quienes en un afán de lucrar, no de informar, lo catalogan arbitrariamente como deidad de los mariguaneros. Es verdad que existen miles de gomeros que lo veneran, pero no lo hacen pensando en hacerlo exclusivo de su grey. Muchos de ellos conocieron a Malverde antes de hacerse delincuentes y el concepto narcotraficante fue impuesto desde la Ciudad de México en 1956, cuarenta y siete años después de iniciado el culto malverdiano. Se identifican con él porque son perseguidos por el régimen, independientemente de que sus actividades no son lícitas; porque como dice el escritor Enrique Serna en su novela El miedo a los animales “todos somos capaces de hacer una gran chingadera”.

No perdamos de vista que muchos de ellos son personas que provienen de la sierra, de la miseria; en cierta forma comparten una misma realidad social. No seamos cerrados, hay cientos que ingresan por necesidad, porque no les queda más; viven en lugares donde te dedicas al negocio prohibido o te mueres de hambre, así de sencillo.

No justifico las atrocidades que cometen, las torturas, las muertes ni los secuestros en contra de otros seres humanos; pero los hechos nos indican con claridad que varios gobernantes, en distintos momentos de la historia, han delegado sus responsabilidades a los gomeros, dando luz verde para que éstos pavimenten comunidades, construyan carreteras, implementen alumbrados públicos, edifiquen escuelas y panteones. No digo que sean buenos ni malos, simplemente hay que ser más analíticos, más críticos y más responsables al momento de abordar este tipo de problemas históricos.

Malverde vivió en el cañedismo (1877 - 1909), caracterizado por las marcadas desigualdades sociales donde el hacendado tenía la facultad de encarcelar o eliminar a sus trabajadores sin previa investigación. El peón tenía prohibido mirar a los ojos al patrón. Además de quedar endeudado de por vida y por varias generaciones, a causa de los atracos que les propiciaba la tienda de raya. Como ven, la cosa no ha cambiado mucho que digamos; quizás la única diferencia es que ahora los buenos calzan botas, son bravucones y visten de azul y blanco, parafraseando al maestro Paulino Vargas Jiménez y a los Tigres del Norte.

El general Francisco Cañedo promovió una política entreguista con los Estados Unidos, les abrió por completo las puertas de Sinaloa, les regaló terrenos, les condonó impuestos y por supuesto, les puso en charola de plata la mano de obra. No buscó el bienestar del pueblo, sino las ganancias del capital extranjero.

Esta realidad la sufrió Jesús Malverde, aunque no fue el único; síntoma de la miseria que vivían millones de mexicanos. En la Ciudad de México Chucho el roto (Jesús Arriaga), en Nuevo León Caballo Blanco (Agapito Treviño); Joaquín Murrieta en California, Pancho Villa en Chihuahua, Felipe Bachomo y Heraclio Bernal en Sinaloa, quien lanzó una proclama política contra Porfirio Díaz. Por cierto, Heraclio murió en 1888, mismo año en que nace Jesús Malverde. Todos ellos se revelaron a la tiranía capitalista robando a los ricos y repartiendo su botín a los marginados. Por lo anterior, debemos entender la presencia de Malverde como una consecuencia histórica del cañedismo.

Las correrías de Malverde se circunscribían a los alrededores de Culiacán, robaba en Bachigualato, en los caminos a Quilá, Mocorito, Tacuichamona, Aguaruto, La Pipima, Navolato y por el barrio de la Vaquita, en la confluencia de los ríos Tamazula y Humaya. Fueron víctimas de él, las familias más poderosas de Culiacán, entre ellas los Redo, los Fernández, los Martínez de Castro y los de la Rocha. Cada que tenía el botín en sus manos, galopaba en su caballo y aventaba las monedas a los pobres, por eso lo conocían como el Jinete de la Divina Providencia.

Cañedo lo calificó como bandido por transgredir sus leyes, por alterar el orden público y social. Pero a los ojos del necesitado, Jesús no era un delincuente, era un ser humano que los veía como iguales y que ofrendaba su vida por la de ellos. Malverde comparte los valores y las aspiraciones de la clase obrera, por eso tiene fervientes creyentes en los grupos marginados.

Jesús Malverde desafío el orden establecido, al mismo gobernador le robó su espada, violó por completo la seguridad montada, alrededor y al interior de su mansión. Nadie sintió su presencia, ni los perros, fue por eso que lo bautizaron como el ánima, mote que todavía lo caracteriza. El general decidió poner precio a su cabeza, lo reclamaba vivo o muerto. Por supuesto que no era sólo su honor mancillado, sino la presión recibida de los burgueses atracados. Seguros estamos que si las víctimas hubieran sido algunos humildes campesinos, no se hubiera preocupado por ordenar su captura.

Una vez que materializaba la consigna, huía a la serranía cubriéndose con hojas de plátano, mismas que conseguía de la Culiacán Irrigation Company, empresa norteamericana productora de la fruta. Por eso se le conocía como el Mal Verde o el Diablo Verde; salía de lo verde y en lo verde se perdía. Posteriormente se refugiaba en una cueva que se localizaba rumbo a Mocorito.

Imaginemos la situación que se vivía en esos años, el poco desarrollo que gozaba la ciencia, principalmente la medicina. En ese contexto, Malverde enferma de gravedad y una vez refugiado, es delatado por uno de sus ayudantes, mandando llamar a su compadre para que fuera éste quien lo entregara a la policía rural (Acordada), antes de que llegaran por él y de esta forma cobrar la recompensa ofrecida por Cañedo, para luego repartirla a los más necesitados. Hasta en el momento de su muerte pensó en el bienestar de su gente, coherente a sus principios y a sus valores. Es curioso, pero salta otra similitud con Jesús de Nazareth, ambos fueron traicionados y ofrendaron su vida por su pueblo.

Una vez en manos del gobierno, Jesús Malverde es torturado y expuesto públicamente para escarnio de nuevos redentores que desearan continuar con la función social que ejerció el Diablo Verde. Ya sin vida, fue colgado en un mezquite a las afueras de Culiacán, en el antiguo camino a Navolato, en los arrabales de la ciudad, cerca del Ferrocarril Pacífico. Aún después de muerto siguió ligado a un barrio humilde, la colonia Adolfo Ruiz Cortínez.

Una ocasión que un hombre pasaba frente a sus restos, quien supo de sus bondades en vida, extravió una de sus mulas que dejó pastando y en la desesperación pidió a Malverde le ayudará a recuperar su animal ¡Tú que en vida me ayudaste, ayúdame a encontrar mis mulas! A los pocos minutos apareció la bestia. Fue entonces que el hombre agradecido, decidió bajar los despojos y darle sepultura como lo hacían los antiguos mayos, quienes habitaron el norte de Sinaloa, colocando tres piedras alrededor de él. Desde entonces, cada piedra arrojada a su tumba era en agradecimiento a un milagro concedido. También se colocaban flores, veladoras, coronas, papel colorido, sin faltar los cantos, los bailes y la música.

Malverde ayuda a encontrar lo perdido y lo robado; por ejemplo las prostitutas le piden para que regresen sus mejores clientes. El culto malverdiano no es privativo de unos cuantos, al contrario, es incluyente y acepta la fe de todo aquel que se identifique con su causa: ayudar al hermano en desgracia. Malverde es el ánima de los desprotegidos y desamparados, en un capitalismo voraz que cada día genera más pobreza y por lógica más creyentes en él.

La admirable labor del Capellán (desde 1970) Eligio González León y ahora de su hijo, ha sido determinante en la difusión del culto malverdiano, pues siguió cumpliendo con la función social que desempeñó en vida Jesús Malverde. La capilla brinda comida y techo a los migrantes latinos que en busca del sueño americano, son asaltados por la policía mexicana y por las bandas de malandros que están al acecho en las vías del ferrocarril. Todos ellos siguen difundiendo el culto a Malverde por la benevolencia de Eligio, no por el tráfico de estupefacientes. Las prestaciones médicas gratuitas que se ofrecen a los desvalidos, los servicios funerarios a los necesitados y las miles de sillas de ruedas que siguen repartiendo, expanden la fe en Jesús Malverde. Detrás de su capilla hay una fuerte labor social de Eligio González León y de su hijo.

Malverde es la contraparte del autoritarismo, es el representante de la clase oprimida que cansada de morir de hambre, se revela, identificándose con el sufrimiento popular. Venerar a Malverde es una forma de desafiar a los malos gobernantes y de promover la bondad y la justicia social. Nunca fue un vulgar ladrón que concretara su hurto para aplacar su hambre, sino para calmar la de otros, por eso removió conciencias, llamó a la sublevación y generó un crítica al régimen capitalista. El devoto malverdiano no espera una respuesta celestial sino terrenal, a través de una persona que lo imite. Ser devoto de Jesús Malverde es integrarse a una red de servicios comunitarios, predicando con su lema ¡Ayudar a mi gente en el nombre de Dios!
Culiacán. Rosales, Sinaloa a lunes 20 de octubre de 2008


Nota Original aqui:
http://www.palabrasmalditas.net/portada/literatura/articulos/166-jesus-malverde.html#_ftn1